-¡Demonios!
-Kim…
-Lo siento.-Mi dedo sangraba a causa del corte del perverso cuchillo de cortar pan. Mamá se dedicaba a preparar su café y tostadas como cada mañana mientras yo intentaba hacerme un bocadillo de toda clase de condimentos que por desgracia, siempre acababa deforme o chamuscado por la tostadora… esa máquina me aborrecía.
-Aquí tienes el café, cariño.-Mamá dejó la tacita que trajimos como suvenir de Marruecos. Ah, el café es la mejor bebida que podía tomar a las siete de la mañana antes de ir al primer día de colegio. La verdad es que mi año estudiando en Estados Unidos ha sido realmente un acierto, a pesar de la ausencia de mi mejor amiga Pau y de las demás chicas. Tenía muchas ganas de volver a verlas de nuevo, además de poder volver a oler ese aroma característico del instituto St. Ville’s College.
Saqué el pan de la tostadora, como siempre chamuscado, y lo rellené de finas lonchas de jamón y queso de la cajita de los embutidos. El sabor de los dos condimentos sin duda apagaría el sabor seco y amargo de las partes negras del pan. Cogí la tacita por el asa y me lo llevé a la mesita de la cocina. Comencé a degustar aquellos alimentos realmente exquisitos que a cualquier paladar no le hubieran gustado. Pero para mi suerte, mi cuerpo se había acostumbrado de aquellos extravagantes sabores. Papá entró en la cocina con su acostumbrado traje de chaqueta y corbata rayada, de colores clásicos.
-John, ¿llevarás a Kim?
-Naturalmente.-Papá me sonrió mientras me daba un beso en la frente después de haberlo adquirirlo mi madre.- ¿Estás preparada?
-Papá, aún estoy desayunando.-Papá miró el reloj de oro –O al menos eso creímos- que le regalamos mamá y yo cuando cumplió su cuadragésimo sexto cumpleaños.
-Estupendo, pues solo dispones de un cuarto de hora para atragantarte con la comida y recoger tu mochila.-Sonreí cuando papá comenzó a proferir una carcajada suave.
-De acuerdo.-Papá y yo nos llevábamos de maravilla. Siempre veíamos el fútbol mientras cenábamos, íbamos de pesca los días soleados y me llevaba a su trabajo cuando tenía horas extras. Mi madre era algo menos activa. Se dedicaba a sus pacientes la mayor parte del día y cuando tenía tiempo libre, lo gastaba leyendo o tomando café con las amigas, momento en el que, en ocasiones, me llevaba consigo. Tenía una excelente relación con los dos, simplemente, éramos muy iguales.
Cuando terminé de beber el último sorbo de café,- siempre descafeinado-llevé el plato y la tacita al lavavajillas no sin antes haber tirado los pequeños trocitos de pan que cayeron en el plato.
-Voy por mi mochila.
-Claro.-Contestó papá.
Salí por la puerta de la cocina. En el pequeño pasillo habían tres habitaciones: la de mis padres, el cuarto de baño y mi adorado y personalizado cuarto. Entré corriendo ya que había agotado trece minutos de los quince que papá me proporcionó. Mi habitación era la parte de la casa más soleada. Mamá quiso poner cuando nací un papel rosado estilo inglés para recordar nuestra tierra y desde entonces, no lo he despreciado, sino decorado aún más. Llevaba al menos cuatro corchos llenos de fotos, recuerdos, dibujos… prácticamente de todo. El cabezal de mi cama se situaba debajo de la ventana con unas sábanas rositas a juego con el papel de la pared. Al lado de mi cama se disponía mi mesita de estudio donde se acomodaba mi reciente portátil blanco, un espejo grande y una estantería donde, a parte de libros sin importancia, tenía mis favoritos. Cogí mi mochila marrón oscura y salí por la puerta. Antes de entrar en la cocina observé a mis padres por el filito de la puerta: papá abrazaba por la cintura a mamá mientras ésta fregaba los platos del desayuno. Me mordí el labio sin darme cuenta y entré rápidamente. Mis padres me miraron.
-Ya estoy lista.
El motor del coche rugió cuando papá giró la llave. Tiré del cinturón suavemente y me lo aferré contra mi tripa. Papá arrancó.
Me subí un poco los pantalones negros pitillos al igual que mis zapatos planos blancos. Cogí el espejito que llevaba siempre en el bolsillo del pantalón y como la más coqueta me dediqué a mirar imperfecciones. Observaba como cada día mi cabello rojizo adoptaba un suave color berenjena que contrastaba a la perfección con el rojo oscuro. A mis ojos era un color normal sin embargo, para las chicas, les resultaría raro.
Mi corazón comenzó a latir más fuertemente a medida que nos acercábamos al instituto. Estaba realmente nerviosa, como si fuera el primer día de clase de toda mi vida. Mis nervios no solo se debían a una extraña causa indescriptible que siempre provocaba el instituto, sino también por el mero hecho de volver a ver a mis amigas, sin olvidarme de Lori, Cheba y Dino. Ni que decir tiene que una suele tener algún que otro amor platónico…
La avenida estaba repleta de coches y motos que descargaban niños y jóvenes. Papá apretó suavemente el freno dejándome justo en la puerta del colegio.
-Suerte Kim.-Me besó en la frente y cerré la puerta del coche negro y algo viejo de papá. Sujeté mi mochila por el asa y me adentré en el patio del Instituto. Noté como algunos compañeros de mi curso me observaban contemplando sin duda mi cambio. Eso, me ponía aún más nerviosa. Mis pies se desplazaban lentamente mientras mis ojos observaban si vislumbraban a personas conocidas. No me detuve por no aparentar que estaba desorientada. Reconocía algunas caras del curso, la mayoría había experimentado un cambio casi radical. Sentí que mis ojos verdes se aclararon con el contacto de los rayos del sol, mientras me inquietaba el hecho de no encontrar a nadie de mis amigos. Sin duda deseaba que aquellos que se dedicaron a observarme, se cegaran con la luz solar. Arrugué el entrecejo y parpadeé unas cuantas veces para acostumbrarme a la luz tan intensa. De pronto, alguien vociferó mi nombre.
-¡KIM!-Me giré rápidamente. Me abrazó una chica de pelo rubio y ojos marrones. Enseguida reconocí esa falda vaquera que nos compramos ambas antes de partir a Estados Unidos. Recordé aquella tarde de compras donde todas estábamos deprimidas por el mero hecho de separarnos un año entero. Con cada una de las chicas compartía una prenda con la excusa de no olvidarlas en mi larga travesía al nuevo mundo.
-¡Pau!-Grité entre risas. Ambas no escondimos lo eufóricas que estábamos. Nos separamos levemente y gritamos llenas de alegría. Luego se acercó otra de mis amigas.- ¡Vicky!- Tenía que reconocer que Victoria era una de las chicas a la que más eché de menos. Su cabello era negro oscuro al igual que sus ojos y su piel tostada. Ambas nos miramos los pies a la vez. Llevábamos los mismos zapatos planos y blancos. Volvimos a mirarnos, nos sonreímos y volvimos a abrazarnos, esta vez más fuerte.
Luego se acercó Phoebe. La típica chica tímida de cabellos castaños y lisos de ojos profundos y hermosos con un ligero toque de señaladas ojeras. Era una chica bastante guapa pero se ocultaba en el aspecto desaliñado que siempre llevaba.
-Hola Kimberley.-Nos abrazamos solo unos segundos y menos alocadas ya que no necesitábamos tanto cariño excéntrico que demostraba con las demás. Con una simple mirada nos entendíamos.
-Hola Pho, me gusta tu vestido.-En realidad no, pero se merecía un piropo. El vestido era largo y morado de manga larga. Lo único bueno que veía en ese vestido era la apariencia calentita que irradiaba.
-Tú sí que estás bien, estás guapísima.
-¡Es verdad Kim!-Pau siempre gritando al oído…
-Sí.-Vicky me acarició el cabello.-Deslumbrante.
-¡Babys!-Andreita. La chica original del grupo. Cada una la llamaba diferente según nos gustara. Su cabello estaba recogido en una cola despeinada, sin embargo era todo un acierto para su cara redondita. De nuevo, un abrazo.-Me he enterado que este año entra otro chico en el instituto, en nuestro curso.-Alzó las cejas rápidamente mientras nos susurraba.
-¿Y quién es?-Los ojos de Pau brillaron.
-No lo sé, vendrá cuando empiecen las clases…-Su madre era la administradora del institutotuto. Podía saber todo sobre los alumnos del colegio. Lo extraño es que nunca miraba las notas o anotaciones de los profesores, según mis teorías consistía en una especie de acuerdo mutuo…
-Chicas…ahí viene.-Andreita señaló con disimulo hacia el pequeño arbolito del patio conocido como “El Enano”. Las cinco nos derretimos. Llevaba su color favorito: el negro. Sus pantalones eran vaqueros y su sudadera de bolsillos laterales que tanto les gustaba a las chicas, dejaba entrever una camisa de punto color gris. Su cabello negro, sus ojos oscuros y misteriosos, su tez delicada y marcada… todo él era una perfección, era el chico más popular del instituto, el más frío, malo y guapo.
-Está más alto…
-No Pau, está más guapo…- Vicky y Pho eran las que menos se sentían atraídas por él y lo demostraron poniendo los ojos en blanco tras la pausada conversación entre Andreita y la chismosa Pau.
-Os equivocáis las dos… simplemente es Zack…-Tenía que decirlo. Lo mirábamos embobadas mientras él hablaba con sus dos mejores amigos: Amos y Demetrius. Eran unos chicos populares por la relación que tenían con Zack… y ahí estaba Vivian, Vivi para todo el que se dirija a ella. Pija, creída… y sobretodo totalmente colada por Zack… para no estarlo. Debo reconocerlo, era algo… mona.
Sonó el timbre del colegio. Las cinco nos miramos y cruzamos los dedos para poder ver nuestros nombres en la misma lista.
Coloqué mi dedo en el nombre del profesor: Diana Carera. Podía ser peor. Era la profesora de historia más popular del instituto debido a sus continuas batallitas en clase pero también por el aburrimiento que irradiaba su monótona voz. Deslicé mi dedo por la lista de los alumnos de la clase de sexto curso A. Apellidos que no significaban nada para mí hasta que llegué a la H: mi apellido, Kimberley Hilthom. Suspiré, estaba nerviosa. Volví a deslizar el dedo y lo paré en la L.
-¡Pau!-Grité entre el bullicio. Estaba mirando otra lista cuando la llame y se giró hacia mí. Corrió eufórica sabiendo que significaba aquel grito.- ¡Me ha tocado contigo!-Ambas gritamos y nos abrazamos.
-A ver, a ver.-Su dedo se deslizó por la lista.-Aquí, Paula Levinski… un momento… ¡Aaaaaah!-Su rostro se quedó paralizado. Miré donde señalaba…-oh dios mío-… McNemfiel, Zachary McNemfiel, Zack…
-Nos… ¿nos ha tocado en la misma clase?
-Si…-Volvimos a gritar. Nadie se asustó de nuestras locuras ya que había tantas iguales como nosotras…
-¡Ey, nos ha tocado con vosotras!-Una manga azul marina me rodeó por el cuello. Giré lo que pude el rostro.
-¡Dino, Lori!-Los tres nos abrazamos.
-¡Si, mira!-Pau sonrió. Mis ojos volvieron a la lista: primero Petrori y después Velázquez.
-Lo malo es que nos ha tocado con la basura, Heily, Logan, McNemfiel…-Lori suspiró.
-Da gracias por que al menos no nos ha tocado al mejor amigo del escocés.-El cabello oscuro de Dino brilló cuando se colocó debajo de la luz.
-¿Te refieres a Amos Schneider?
-Claro.-Me contestó Dino.-Estamos los cuatros solos.
-¡Kim!-Se acercó Vicky.- ¡Pho y Andreita están en mi clase!
-A nosotros nos ha tocado a toda la chusma.-Insistió Lori.
-Vaya, parece que en todo el instituto no había sitio para esos tíos.
-¡Ni lo habrá!-Lori odiaba demasiado a Zack y a su gente. Desde muy pequeños se hacían perrerías. Es algo extraño pero sus padres se llevaban estupendamente. Alguien lo empujó por detrás.
-Apartaos.-Gruñó Demetrius acompañado de Zack y Vivian. Colocó su dedo en la lista.-Esta es nuestra clase.-Nos miró enfadado.
-La nuestra también.-No sé porque lo dije pero lo hice. Quería ser amable ¿y qué es lo que recibía a cambio? una mirada asesina de Demetrius y lo que era peor, la indiferencia de Zack.
-Entremos.-Propuso él. Observé a Lori que hizo una mueca cuando entraron en la clase. Le sonreí y él me miró. Se acarició el cabello castaño con la mirada hacia el suelo. Sabía que a él siempre le había gustado, pero él a mi no y eso me molestaba un poco. A veces, cuando le miraba quería darle una oportunidad pero enseguida me acordaba de que no me gustaba y que nunca lo haría. Pobre…
-Vaya estúpidos.-Refunfuñó Vicky que aún permanecía al lado nuestra.- Bueno chicos, me voy a mi clase.
-¿Cuál es?-Le preguntó Pau.
-¡El C!-Gritó Victoria mientras se alejaba atravesando la muchedumbre.
aaaah!! Solo me eh leído el primer capitulo y me esta encantando esta historia!! Menos mal que hay bastantes mas! ;P
También te sigo en Assasin Island Y como por aquí en Suiza no gasto de mucha literatura en español... me he decidido por las redes. Me gusta como escribes, es muy fresco pero hilas bien las historias. Seguro que si contínuas haciéndolo limarás tu estilo y mejorarás todo aquello que se pueda mejorar. Bisous
AAAIIISH!!!!! Me encanta tíaa *___________________________* escribes de maravilla. No se hace pesado el capi y lo mejor... ¡Enganchas! continúo con el 2. Besooos