Pasé todo el fin de semana encerrada en casa, recibiendo mensajes de mis amigos llenos de preocupación. Contesté unos cuantos aclarando la situación. Afortunadamente, todos lo comprendieron y me dieron la razón. A mis nuevos vecinos no los volví a ver, simplemente porque me enteré que los domingos Nat-aún me sonaba raro llamarlo así- se marchaba con su padre a no sé donde… Sin embargo mamá estuvo todo el día con Clariva -su madre- junto a papá, que fue unos minutos a saludar.
-¡Ya estoy aquí!-Gritó papá mientras chirriaban las llaves al abrir la puerta. Me levanté de la cama tan rápido que mi cabeza comenzó a darme vueltas. Cuando me estabilicé fui hacia el salón donde papá permanecía tirado en el sofá. Nunca había entendido porqué no se cambiaba a una ropa más cómoda cuando llegaba a casa. Siempre se movía por casa con su camisa y pantalón de ejecutivo hasta la hora de dormir. La corbata y la chaqueta las dejaba bien dobladas en la silla de su cuarto.
-¿Qué tal?- Me senté en el pequeño sofá colocado al lado del grande.
-Bien. Clariva es muy simpática… por lo visto ella se ha quedado organizando la casa mientras el resto está en el campo.
-¿Tienen un campo?-Me sorprendí.
-Sí, y bastante grande según las fotos que nos ha enseñado. Quizás nos inviten algún día…- Me miró unos segundos para volver a fijar su vista en la pantalla.- Últimamente estás muy rara, ¿estás cansada o algo?-Le miré. Si pudiera ser tan fácil contarle una historia de adolescentes –casi adultos- a papá… seguramente sabría la respuesta a mi problema.
-Sí, es cansancio.-Sonrió.
-Y eso que llevas solo una semana.-Sí, y a pesar de todo, ya me habían pasado más cosas que en los últimos tres años.
Llegó el lunes, día de la excursión al cine. Hacía bastante frío por lo que me puse un chaleco de cuello alto azul oscuro y unos pantalones vaqueros. No tenía ganas de arreglarme, solo quería saber si Andreita aún conservaba el enfado.
La madre de Vicky me llevó al instituto mientras, y durante el viaje, Vicky me estuvo animando como buena amiga que era. Nos separamos al llegar al pasillo. Entré en clase. Al final vi a Pau sonriéndome y a Dino saludándome con la mano… Lori ni siquiera me miraba. Me acerqué a él. Miré a Dino y a Pau que se retiraron un poco fingiendo entablar una conversación. Me senté en el sitio vacía que había al lado del de Lori. Estaba claro que aún era temprano y casi nadie había entrado en clase aún. Él me miró de reojo tecleando nosequé botón de su móvil.
-Lori… ¿estás bien?-Asintió una sola vez sin dirigirme ni una sola palabra o mirada.- Lo siento.-Dije casi sollozando.- Se que no hice bien… y sé que no podrás mirarme como antes, lo comprendo.-Lori cerró los ojos, suspiró y presionó su mandíbula. Sus ojos marrones se clavaron en los míos.
-Claro que no podré verte como antes… porque…-Volvió a presionar su mandíbula.-… porque cada día que pasa me convenzo más de que eres la chica con la que quiero estar.- Sentí como su mirada reflejaba abatimiento. Le cogí su mano y la miré.
-Lori… estoy segura de que cualquier chica desearía ser la autora de esos sentimientos. Pero yo… no sé…
-Zack tiene mucha suerte.-Chasqueé la lengua.
La profesora nos explicó las normas de la excursión, empezando por no perderse por el centro comercial-esto iba por las chicas. El motivo de esta excursión no era más que el disfrute del tiempo que nos quedaba sin tener que estudiar.
-A las nueve en punto saldremos.-Nos aclaró la señorita Carera. Durante el pequeño cuarto de hora que nos separaba de las nueve, la profesora se dedicaba a mirar por la puerta esperando la señal para marcharnos al autobús y nosotros, comenzamos a armar mucho-demasiado-jaleo. Miré a Lori de nuevo –ya en mi sitio- Seguía con aquella seriedad que le había producido cuando le dije que solo lo quería como amigo.
-Tranquila Kim, ya te hablará poco a poco.-Pau era la primera en animarme, cosa que le recompensé con una de mis mejores sonrisas. Contemplé sus pendientes plateados con varias perlitas incrustadas. Ella lo notó.- ¿Te gustan? Me los compré ayer, antes de que te fueras.-Le sonreí con cierta envidia de no haber podido comprarme algo -es lo que tiene el consumismo.
Por fin dieron la señal. Nos levantamos bruscamente de nuestros asientos para llegar primeros a la entrada. Los primeros -naturalmente- era el grupo de Zack acompañado de la pesada sinfonía de suspiros femeninos.
Llegamos hasta el autobús donde Pau y yo nos sentamos en las últimas filas, detrás de nosotras Dino y Lori. Pau sacó su MP4 nuevo, recién sacado de la fábrica, junto con dos adaptadores para los cascos. Las dos nos lo colocamos y empezamos a escuchar la música de Pau. Mientras la escuchábamos, miré a Lori que me imitaba. Le sonreí y él me lo devolvió con una sonrisa sincera: las cosas con Lori se iban arreglando poco a poco debido a nuestra estupenda relación y a lo mucho que nos queríamos. Enseguida me acordé de Nat y pegué un salto en el asiento del autobús. Pau me miró interrogante y se quitó los cascos-los míos se cayeron al sobresaltarme.
-¿Kim?
-Se me olvidó deciros que he conocido al chico nuevo.-Pau abrió la boca mientras Dino y Lori me miraban entusiasmados.-Se llama Nathaniel pero le llaman Nat.
-Bonito nombre.-La sonrisa de Pau se ensanchó.
-Es mi vecino de abajo y es…
-¡GUAPISIMO!-Sonó en todo el autobús. Nadie se calló, pero no dejaron de mirarnos confusos. Intenté calmar a Pau.
-Pau…
-¡Kim!
-No alces la voz…
-Dime que no lo es y me callo.-Sonreí nerviosa.
-Vale, reconozco que no está mal…
-¡Ains! ¿Estamos ante otro Zack?-Me susurró. Puede que sea otro pero me dediqué a negar con la cabeza.
-Zack es Zack y Nat… es Nathaniel.-Pau me guiñó el ojo mientras se volvía a colocar los cascos.
Para cuando llegamos al centro comercial-donde también había cine-casi todos estábamos dormidos. Reconozco que cerré los ojos pero no me dormí. Bajamos de uno en uno con cuidado de no tropezar-ni de empujar- Subimos escaleras, enseñamos las entradas colectivas y nos metimos en el cine, el título de la peli parecía prometer.
A la media hora ya me dormía. Era demasiado empalagosa y romántica para mi gusto. Sin embargo todas las chicas permanecían con los ojos como platos y los chicos fijándose en los “detalles” de la protagonista. Bostecé aburrida y cansada. Intenté averiguar dónde estaba sentado Zack: en medio… arriba del todo… si supongo que en ese sitio. Me concentré en pensar que haría por la tarde. Después de eso planeé como sería mi vida casada con Zack… o con Nat, chico al que acababa de conocer y sin embargo ya me sentía coladita por él. ¡Pero qué infantil era! Para cuando me di cuenta, las chicas gritaban de euforia y aplaudían a la película-si se le podía llamar así-Ya había acabado para júbilo de mi diversión. Mientras comenzábamos a salir de la sala Pau-como las demás-comentaban la peli: que como estaba el protagonista, que si viste cuando ella se declara… tonterías. Cuando todos salimos-yo la última- la señorita Carera se dirigió hacia mí.
-Hilthom.
-¿Si?
-Llame a McNemfiel. Me temo que se ha quedado dormido.-Bufó. Miré hacia la sala-Si no vuelves en dos minutos, entenderemos que te has escabullido y llamaríamos a tus padres. Sé que suena duro pero ya sois bastante mayorcitos-Era franca. Me adentré en la sala en busca de Zack… en la última fila-¡acerté!- Subí las escaleras mientras su mirada se dirigía hacia la pantalla donde la música romanticona de los títulos inundaba la sala.
-Zack.-Me mordí el labio. Me miró.-La señorita Carera dice que tenemos que irnos.
-Bah, yo me quedo aquí.-Asentí y en cuanto me disponía a marcharme me cogió la mano… si… me la agarró mientras me miraba con rostro serio. Aquellas hormiguitas traicioneras que dormían cuando más las necesitaba corrían alocadas en mi interior, centrándose en mis extremidades.- Quédate…-Me susurró. Me derritió. Si me quedaba llamarían a mis padres… los de Zack estaban acostumbrados a aquel tipo de llamadas mientras que los míos no se lo esperarían nunca… pero esos ojos oscuros me miraban de una manera que no me pude negar. Asentí inconscientemente. Me sonrió y me cedió su sitio. El se colocó al lado.
-Nos van a echar.-Casi susurré debido a mi maldita timidez, eso más el magnífico hecho de estar al lado de Zack.
-Espera unos minutos, nos vamos y vemos otra peli más divertida.-Ni me miró, su mirada estaba fija en la pantalla llena de letras y una musiquita demasiado romántica. Esperé unos minutos tal como dijo Zack hasta que entró el servicio de limpieza. Se levantó y me indicó el momento de salir. No había ni rastro de mi clase. Sin esperarme, Zack se dirigió a la taquilla donde había una cola demasiado larga para un día laboral. Corrí detrás de él para alcanzarle.
-¿Cuál quieres ver?-Esto me estaba matando… tantas hormigas en mi interior tenía que ser malo.
-Me da igual…-Sonreí nerviosa.
-Está bien.-Se dirigió directamente hacia la taquilla, colándose sin remordimientos y sin ningún tipo de disimulo. Enarqué una ceja cuando empujó al joven que le tocaba pedir las entradas. Hubo varias recriminaciones sin embargo, la chica de la taquilla le concedió las dos entradas sin ningún tipo de reproche. Cuando las cogió se giró hacia los que esperaban en la cola y les sonrió.
-¿No me vas a preguntar qué película he escogido?-Dijo mientras se dirigía a mí.
-¿Qué película…?
-No lo sé, escogí el primero que había en la lista.-En ese momento tampoco me miró, se dirigió directamente al pasillo donde estaban las salas. Yo iba detrás sin mediar palabra e intentando entender lo que estaba ocurriendo ese día. Nos sentamos en la última fila. Apenas había gente: una pareja en medio de la sala, cuatro chicas de unos veinte años a la izquierda… estábamos prácticamente solos, cosa que me provocaba una sensación de miedo. Comenzó la película y él ni siquiera me dirigió la palabra… sonó mi móvil estropeando un momento romántico de la película. Lo saqué de mi bolsillo rápidamente mientras me sonrojaba. Zack me miró y cuando estaba dispuesta a coger el móvil me lo arrebató de las manos. Lo miró mientras sonaba y los presentes en la sala nos miraban con miradas de reproche. Alcé la mano para cogerlo pero él lo apartó mientras me miraba. Ya sabía de qué iba ese jueguecito-¡cógelo, cógelo, haber si puedes!-Lo miré mientras él me retaba con su gran sonrisa a un desafío. Alcé la mano más rápidamente pero él la apartó al unísono… y el móvil sonando. Me agarré al reposabrazos de la butaca y salté en busca de mi móvil… tampoco lo pude coger. Dejó de sonar y eso me enfureció.
-Dámelo.-Susurré. Negó con la cabeza mientras esbozaba una media sonrisa.-Te lo digo enserio, dámelo.-Alcé la mano pero él me la apartó. No aguanté más. Me abalancé a por mí móvil. Lo conseguí, lo recuperé pero cuando me di cuenta, estaba encima de Zack que me miraba mientras sus brazos estaban apartados de su cuerpo. Creo que fue el día que más me sonrojé en toda mi vida. Sentí como todo mi cuerpo me quemaba y, torpemente, me senté de nuevo en mi butaca.-Lo siento…-Susurré. Él no me dirigió la palabra, simplemente se acomodó y siguió viendo la peli mientras mi conciencia me comía por dentro…
Vale.... momento cine.... mola lo del tonteo. Pero no me ha quedado claro al final: "mientras sus brazos estaban apartados de su cuerpo" ¿Eso quiere decir que los tiene sobre ella? o ¿los tienes retirados para no tocarla. Kisses
Me encanta el momento del móvil jajaja