Fue el mejor despertar del curso… La luz entró por mi ventana y aunque mi pelo y las sábanas estaban revueltos, había dormido de maravilla. Por fin sentía lo que es estar enamorada. Habían comenzado las vacaciones de navidad. Escuché el crujir de los muelles del colchón sobre el que dormía mi prima. Estaba feliz, tanto, que no me importaba la rivalidad entre las dos. Me levanté llena de energía pero silenciosa para no despertar a Lola. Cogí el móvil y me encerré en el cuarto de baño. Mientras se encendía el móvil, me miré en el espejo. Me encontraba mucho más guapa, con los ojos más grandes y claros, el cabello más brillante y el cutis perfecto. Tenía ganas de hacer algo nuevo, algo que nunca había hecho… ¿ejercicio? Vale, ¿qué tal correr? Buena opción. El móvil sonó. Un mensaje. Lo cogí y lo leí… me puse roja.
“Buenos días”
Era de Zack… me emocioné tanto que me costaba respirar como si mi garganta fuera un hilo de tejer. Decidí hacerle esperar no contestando su mensaje, de todos modos, seguro que sabía que lo había leído… no olvidemos que era un der superior.
Salí del cuarto de baño vestida de deporte. Debo confesar que madrugar para hacer ejercicio siempre lo hacía en verano… ¡pero no en invierno! Nunca se me hubiera ocurrido, con el frío que hace en Irlanda seguro que me resfriaría. Pero sin embargo ahí estaba, dispuesta a correr gracias a la felicidad que me producía saber que Zack… oh Zack.
Pero para mi sorpresa, mi prima me estaba esperando en la puerta… vestida con chándal.
-¿Vas a una fiesta de disfraces?-Se cruzó de brazos molesta.
-Tu madre me dijo que fuera contigo cuando salieras para conocer la ciudad.-Sonrió.-Y ahora sales.-Reí sabiendo lo mal que lo iba a pasar mi primita cuando comenzara a correr.
-Voy a hacer ejercicio.
-Bien.
-De acuerdo.
-Pues eso.-Las dos entornamos los ojos rabiosas y bajamos a la calle. Ya fuera sentí el viento helado. El hombre del tiempo predijo para hoy nieve y por eso notaba el frío en mis huesos.-Oye, ¿no crees que hace algo de frío para salir?-Estaba claro que era de sangre débil.
-¿Ya te rindes?-Negó con la cabeza y empezó su marcha. Yo era un verdadero estímulo para que hiciera cosas que nunca hacía y eso lo notó mi madre. Troté hasta que la alcancé. Cuando estuvimos al mismo nivel, nos mirábamos acelerando de vez en cuando la marcha para hacer quedar mal a la otra. Digamos que competíamos para sentirnos mejor con nosotras mismas. De vez en cuando veíamos un coche pasar o escuchábamos el baile entre el viento y las ramas de los árboles. El frío nos ayudaba a no cansarnos demasiado ya que apaciguaba el calor que sentíamos. Trotábamos sin hablar, mirando al frente y dejando que nuestra respiración hiciera el ruido que quisiera. Paramos en un parque cercano cansadas.
-No hemos hecho ni media hora.-Añadió Lola entrecortadamente. Respiré hondo para no ahogarme en la contestación.
-No estamos acostumbradas, suele pasar.-Se sentó en un banco mientras asentía convencida de que no era la única que se encontraba débil.
-Oye, sé que no tenemos tanta confianza… pero dime, ¿qué se siente al salir con un chico como Zack?-Me cogió por sorpresa la pregunta. Sonreí nerviosa mientras me limitaba a pensar la respuesta más indicada.
-Solo salí con él ayer.
-Ya es más de lo que ha hecho cualquiera.-Puse los brazos en jarra.
-¿Y tu como lo sabes?-Le señalé con los ojos.
-Porque he hecho amigos, y ellos me han contado todo sobre… todos.-Asentí. Poco a poco recuperé el aliento y mi piel se enfriaba de forma rápida ya que el sudor y el frío juntos… Lola habló de nuevo.-Pues ya me gusta un chico.-La miré alzando una ceja. Estaba claro que aún no había pasado su época de adolescente, aquella en la que pasas de desear a todos los chicos a ser una aburrida estudiante con un único deseo: aprobar.
-¿Quién es?-Me crucé de brazos interesada. Me sonrió.
-A ti te lo voy a decir.-Bufó.
-Entonces, ¿para qué me lo dices?-Se encogió de hombros mientras miraba hacia los lados. Tenía que descubrir por mí misma lo que tramaba. Me senté no muy cerca de ella en el banco y comencé a investigar.-Lori se acuerda de ti, ¿sabes?
-No es ese.-Me pilló.
-Solo te lo decía para…
-Pues no lo es.
-Vale, vale…-Pensé.- ¿Sabes que Dino está soltero?
-¿Te interesa saber su nombre?-Me miró divertida mientras ignoraba mi pregunta.-Pues no te lo diré y nunca lo sabrás.-La miré intrigada. Aunque no fuera cotilla estas cosas me interesaban no solo para hacerla rabiar sino para saber a quién tenía que mirar para averiguar lo que sentía por mi prima, pero ante todo, sin buscar lo mejor para ella. Me reí por dentro. Fue el mejor despertar del curso… La luz entró por mi ventana y aunque mi pelo y las sábanas estaban revueltos, había dormido de maravilla. Por fin sentía lo que es estar enamorada. Habían comenzado las vacaciones de navidad. Escuché el crujir de los muelles del colchón sobre el que dormía mi prima. Estaba feliz, tanto, que no me importaba la rivalidad entre las dos. Me levanté llena de energía pero silenciosa para no despertar a Lola. Cogí el móvil y me encerré en el cuarto de baño. Mientras se encendía el móvil, me miré en el espejo. Me encontraba mucho más guapa, con los ojos más grandes y claros, el cabello más brillante y el cutis perfecto. Tenía ganas de hacer algo nuevo, algo que nunca había hecho… ¿ejercicio? Vale, ¿qué tal correr? Buena opción. El móvil sonó. Un mensaje. Lo cogí y lo leí… me puse roja.
“Buenos días”
Era de Zack… me emocioné tanto que me costaba respirar como si mi garganta fuera un hilo de tejer. Decidí hacerle esperar no contestando su mensaje, de todos modos, seguro que sabía que lo había leído… no olvidemos que era un der superior.
Salí del cuarto de baño vestida de deporte. Debo confesar que madrugar para hacer ejercicio siempre lo hacía en verano… ¡pero no en invierno! Nunca se me hubiera ocurrido, con el frío que hace en Irlanda seguro que me resfriaría. Pero sin embargo ahí estaba, dispuesta a correr gracias a la felicidad que me producía saber que Zack… oh Zack.
Pero para mi sorpresa, mi prima me estaba esperando en la puerta… vestida con chándal.
-¿Vas a una fiesta de disfraces?-Se cruzó de brazos molesta.
-Tu madre me dijo que fuera contigo cuando salieras para conocer la ciudad.-Sonrió.-Y ahora sales.-Reí sabiendo lo mal que lo iba a pasar mi primita cuando comenzara a correr.
-Voy a hacer ejercicio.
-Bien.
-De acuerdo.
-Pues eso.-Las dos entornamos los ojos rabiosas y bajamos a la calle. Ya fuera sentí el viento helado. El hombre del tiempo predijo para hoy nieve y por eso notaba el frío en mis huesos.-Oye, ¿no crees que hace algo de frío para salir?-Estaba claro que era de sangre débil.
-¿Ya te rindes?-Negó con la cabeza y empezó su marcha. Yo era un verdadero estímulo para que hiciera cosas que nunca hacía y eso lo notó mi madre. Troté hasta que la alcancé. Cuando estuvimos al mismo nivel, nos mirábamos acelerando de vez en cuando la marcha para hacer quedar mal a la otra. Digamos que competíamos para sentirnos mejor con nosotras mismas. De vez en cuando veíamos un coche pasar o escuchábamos el baile entre el viento y las ramas de los árboles. El frío nos ayudaba a no cansarnos demasiado ya que apaciguaba el calor que sentíamos. Trotábamos sin hablar, mirando al frente y dejando que nuestra respiración hiciera el ruido que quisiera. Paramos en un parque cercano cansadas.
-No hemos hecho ni media hora.-Añadió Lola entrecortadamente. Respiré hondo para no ahogarme en la contestación.
-No estamos acostumbradas, suele pasar.-Se sentó en un banco mientras asentía convencida de que no era la única que se encontraba débil.
-Oye, sé que no tenemos tanta confianza… pero dime, ¿qué se siente al salir con un chico como Zack?-Me cogió por sorpresa la pregunta. Sonreí nerviosa mientras me limitaba a pensar la respuesta más indicada.
-Solo salí con él ayer.
-Ya es más de lo que ha hecho cualquiera.-Puse los brazos en jarra.
-¿Y tu como lo sabes?-Le señalé con los ojos.
-Porque he hecho amigos, y ellos me han contado todo sobre… todos.-Asentí. Poco a poco recuperé el aliento y mi piel se enfriaba de forma rápida ya que el sudor y el frío juntos… Lola habló de nuevo.-Pues ya me gusta un chico.-La miré alzando una ceja. Estaba claro que aún no había pasado su época de adolescente, aquella en la que pasas de desear a todos los chicos a ser una aburrida estudiante con un único deseo: aprobar.
-¿Quién es?-Me crucé de brazos interesada. Me sonrió.
-A ti te lo voy a decir.-Bufó.
-Entonces, ¿para qué me lo dices?-Se encogió de hombros mientras miraba hacia los lados. Tenía que descubrir por mí misma lo que tramaba. Me senté no muy cerca de ella en el banco y comencé a investigar.-Lori se acuerda de ti, ¿sabes?
-No es ese.-Me pilló.
-Solo te lo decía para…
-Pues no lo es.
-Vale, vale…-Pensé.- ¿Sabes que Dino está soltero?
-¿Te interesa saber su nombre?-Me miró divertida mientras ignoraba mi pregunta.-Pues no te lo diré y nunca lo sabrás.-La miré intrigada. Aunque no fuera cotilla estas cosas me interesaban no solo para hacerla rabiar sino para saber a quién tenía que mirar para averiguar lo que sentía por mi prima, pero ante todo, sin buscar lo mejor para ella. Me reí por dentro. Recordé cuando me gustaban todos los chicos mayores que yo. Debo reconocer que me fijé una vez en Dino… sí, pero nunca en Lori.-Ay madre.-Susurró mientras se tensaba. Miré hacia donde sus ojos verdes miraban… Investigación resuelta. En la acera de enfrente caminaba con su actitud “pasota” un chico de cabellos algo rizados y castaños.
-¿Amos?-Pregunté llena de emoción. No me respondió. Sus dedos estaban tensos y agarrando con fuerza al banco. No quería gritar pero esperaba a que él nos viera. Era el único que me caía bien de los amigos de Zack. Tuve suerte, porque nos vio, se paró y saludó con la mano. Se paró en el paso de cebra para ir hasta nosotras, esperando a que se pusiera en verde. Lola me clavó sus uñas.
-Kim por favor no lo hagas venir…
-No le voy a decir que se valla. Oh, vamos, te lo presentaré y hablarás con él. Seguro que nunca has tenido tanta facilidad para atraer a un chico.- Me reí mientras ella reflejaba en sus ojos nerviosismo y miedo… adolescente. Nos levantamos casi al unísono del banco para recibirle. Cruzó la calle mientras sonreía.
-Hola petit.-Me abrazó cariñosamente.- ¿Cómo estás?
-Mejor que bien.
-¿Resaca de a noche?-Me mordí el labio inferior tímidamente mientras sonreía.
-Supongo que sí…-Rió. En ese momento sus ojos oscuros miraron detrás de mí.- ¿Quién es esa damita?-Lola sonrió nerviosa.
-Es mi prima Lola, está en cuarto curso.
-Pues yo soy Amos Schneider Moreau, de padre alemán y madre francesa.-Se acercó a ella y la abrazó. Se puso aún más nerviosa, tanto, que no se atrevía a devolverle el abrazo. Cuando se separó de ella se sentó en el banco donde antes estábamos sentadas.-Bueno, ¿y qué hacéis meine kleine?
-Footing, ¿tú?
-Iba a comprar vino… del bueno.
-Bonita compra.-Miré a Lola que se mantenía callada, sonriéndole.
-¿Me acompañáis?
-No.
-Si.-Dijo Lola. No os equivoquéis, yo fui la que dijo el “no”
-¿Por qué no Kim?-Lola me hacía señas.
-Porque… vale, está bien.
Pasamos por los escaparates de las tiendas. Se me iban los ojos con cada vestido, zapato o joya que estuvieran en el aparador. Amos nos hablaba de su familia. Tenía mucha suerte por lo que no solo sabía el alemán y el francés, sino también el inglés e irlandés. Tenía una pronunciación exquisita. Deseaba preguntarle cosas importantes sobre Zack, dudas que seguramente el no me aclararía. Pero estaba mi prima, muy atenta a lo que hablaba Amos, y seguramente no le parecería normal que le preguntara acerca de los demonios, y más relacionándolos con Zack o con él.
-¡Mira Kim!-Gritó Lola mientras señalaba al escaparate. Amos y yo nos acercamos. Era un vestido precioso, verde oliva, con volantes sencillos y poco abundantes… A las dos nos quedaría bien, puesto que poseíamos los ojos verdes pero ella, los tenía más claros que yo.- ¿Tienes dinero suelto Kim?-Estaba entusiasmada.
-Sabes que no, además, esa tienda es cara.-Amos nos miró a las dos.
-Yo te lo compro petit.-Me vi obligada a negárselo.
-Amos, no lo hagas. Que ahorre.
-Kim no seas aguafiestas.-Amos rió la gracia de Lola que me tiraba de la manga conscientemente.
-No puedo dejar que una joven tan deslumbrante como ella no vista como se merece.-Me sonrió y entramos. Lola, con marcha acelerada, fue directamente hacia la cajera. Mientras, Amos y yo mirábamos ciegamente la ropa. Ese era el momento.
-¿Para qué vas a comprar vino… del bueno?-Él sonrió.
-Esperaba a que me lo preguntaras, es como una especie de mensaje de tu amour.-Le sonreí.-Esta tarde hay una especie de fiesta-reunión entre nosotros… y más gente y nos tenemos que preparar para ello…
-O sea, resumiendo, no podré verle hoy.-Él asintió. Titubeé.- ¿A “nosotros” te refieres a demonios?-Lo cogí por sorpresa. Miró la ropa nervioso.
-No sé a qué te refieres.-Le sonreí aunque no me miraba.
-Zack me lo contó, Amos… vi su ala.-Me miró de reojo más relajado y menos alborotado. Suspiró.
-Si.-Respondió en voz queda mientras giraba su rostro hacia mí.
-¿Quiénes lo sois?-Apoyó su brazo en una de las estanterías donde había camisetas rojas y sonrió.
-Vivian, Demetrius y yo… bueno y Zack.-Titubeé.
-Bueno y… ¿también tenéis alas?
-No, bueno si, no exactamente. Él solo tiene una pero nosotros las dos. Aún así, igualmente grandes y oscuras si a eso te refieres.
-¿Y por qué…?
-¡Amos!-Ambos miramos a Lola al interrumpirme.- ¿Te gusta?-Nos mostró una camiseta de fondo blanco y rayas doradas.
-Sí, mucho.
-Lola no abuses de él, pruébate el vestido y punto.-Chasqueó la lengua y se dirigió hacia los probadores. Volví a preguntar.- ¿Por qué solo él tiene un ala?-Se volvió hacia mí.
-Por el mero hecho de ser el… ¿cómo te lo digo?… el hijo de Lucifer.-Me puse seria.
-¿Me estás diciendo que he besado al hijo del mismo demonio?-Asintió mientras reía.-Es que creía que era una forma de hablar…
-Considérate con suerte, no todos los días se besa a un demonio.-Le sonreí.
-Pero, no comprendo, ¿qué tiene que ver eso con poseer una sola ala?
-Supongo que… para diferenciarlo del resto.
-Tiene sentido.
-No se lo busques.-Sonreí.
Ya en casa, Lola enseñó su nuevo vestido a mamá mientras no paraba de hablar de Amos.
-¿Ha llamado alguien?-Pregunté cuando pararon de hablar.
-No, pero ayer sí.-Mamá se cruzó de brazos.-Ayer un tal Zack llamó a la puerta para llevarte al baile.-Sonrió.-Te toca hablarme de lo que hicisteis.-Papá dirigió sus ojos hacia mí mientras fingía leer el periódico en la mesa de la cocina. Lola se anticipó.
-Se besaron y están saliendo juntos.
-¿Qué qué?-Papá no dudó en levantarse.
-Eso no es cierto, os lo prometo.
-Dime que me equivoco.-Mi prima parecía disfrutar…
-No estamos saliendo juntos…
-Pero os besasteis.-Lola de nuevo.
-¿Por qué no vas a mi cuarto a probarte de nuevo el vestido?-Pregunté nerviosa entre dientes.
-Me lo paso mejor aquí.
Tuve que contarles que éramos oficialmente novios para que a mis padres no les pareciera un lío de una noche. A mi padre le daban muchos ataques cada vez que decía algo sobre estar juntos, Zack y yo, mientras mi madre sonreía emocionada y Lola disfrutaba a cada momento de mi confesión.
Pero ahora me tocaba la peor parte, llamar a mis amigos y contarles todo.