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Capítulo 5 (Libro 3)



Mi mundo había caído por completo. ¿Se podía sentir una tan miserable, inútil y patética? Yo era la muestra de que sí. Dicen que la vida se vive una vez y sin embargo, yo ya había dejado de respirar hacía unos días, había muerto a pesar de que yo físicamente seguía vagando como un fantasma por la tierra.
Ahora, en estos instantes, en el presente, lejos de todo lo ocurrido, contemplo solo con mis ojos y no con mi consciencia aquel anuncio que intenta parecer gracioso. Permanezco tumbada en el sofá del salón con la cabeza apoyada en el reposa manos. Llevo desde el entierro sin salir de mi casa, en la penumbra. Mis amigas me llamaban para dictarme lo que habían hecho en clase y siempre terminaban con la misma pregunta. Me cuestionaban sobre mi estado anímico. ¿Y qué les podía decir? Me limitaba a responder con un “mejor” tímido del que muchas de ellas no confiaban. Mi madre sin embargo, se atrevía a cruzar el quicio de la puerta de casa para ir al único sitio donde podía mantener la cabeza ocupada: en el trabajo. Quizás yo debía de haber hecho lo mismo, pero no podía. Mi cabeza no podía pensar, atender o articular ni una sola sensación que no fuera el de la sombría tristeza. Mis tíos de Londres ya nos habían propuesto marcharnos a la capital e instalarnos allí, con aires nuevos y frescos. Sin embargo, mi madre quería que tanto Lola como yo acabáramos el curso… cosa que no apoyaba. Mi madre lloraba cuando permanecía en casa, a cada segundo. Verla así me rompía por dentro.
Ahora, como parecía ser costumbre, pienso en el día del entierro.
El peor día de mi vida.
El día de mi cumpleaños.
Dieciocho años. ¿Y para qué servían? Hubiera pedido un “stop” en aquel día para que, minutos antes de que Nathaniel se presentara en la casa de Zack, se parara el tiempo… para siempre.
Al funeral asistieron más personas de las que habíamos avisado. Mis tíos de Londres llegaron aquel día tras coger un vuelo de emergencia hacia Irlanda. Todo el bloque asistió, al igual que incluso las limpiadoras de la empresa donde trabajaba mi padre. Padres de compañeros de curso, profesores, gente que ni siquiera había visto en mi vida, mis amigas, Lori, Cheba… para mi desgracia Nathaniel y Zack acudieron manteniendo continuos cruces de miradas que convertían aquel día en más oscuro. Deseaba gritarles para que por lo menos en aquellos momentos dejaran su inútil disputa. Mis abuelos, primos, tíos, familiares muy, muy lejanos… En aquellos momentos se mostraban los que verdaderamente apreciaban a mi padre. Parecía que toda Irlanda había llegado al funeral.
¿Debía de alegrarme, impresionarme?
Me siento tan cansada… nada me llena, nada me divierte. Estoy vacía. Lola duerme al igual que mi madre quien había parado de sollozar hacía tan solo unos minutos cuando por fin pude concentrarme en mis quebraderos de cabeza. La luz del televisor alumbra la estancia mientras que la penumbra invade cada rincón del salón. Aquellas luces hacen que me escuezan los ojos y que el dolor de mi cabeza fuera más intenso.
Nock, nock.
Frunzo el ceño. ¿Acababan de llamar a la puerta?
Nock, nock.
Me incorporo lentamente mientras mis ojos miran hacia la puerta del salón. Entro en la cocina de puntillas –no sé si por el frío o por no hacer ruido- y me dirijo hacia la entrada.
Nock, nock.
Apoyo mi mano en el picaporte y lo giro abriendo tan solo unos centímetros la puerta. De la oscuridad del pasillo escudriño una silueta de cabellos rubios. Sus manos permanecen ocultas entre los bolsillos de su pantalón gris y sus ojos celestes miran fijamente a los míos. Es Nathaniel. ¿Qué hace aquí? Abro un poco más la puerta.
-Nat… -susurro bastante sorprendida.
-Quería saber cómo estabas… Phoebe me ha dicho que no has ido hoy tampoco a clase –murmura intentando no despertar a nadie.
-Es solo que… -chasqueo con la lengua sin saber que palabras podían expresar lo que sentía en aquellos momentos- no me encuentro bien.
-Ya… -apoya su antebrazo en el quicio de la puerta dejando caer el peso en su pierna derecha- … intenté explicarle que Ángelo estaba de viaje… sé que sospecha algo.
Observo su rostro. Arrugo mis labios. Abro por completo la puerta y le invito a pasar con un leve movimiento de cabeza. Él duda unos instantes y entra.
Nos sentamos en el sofá rojizo donde antes me había tumbado. La televisión todavía sigue encendida y sin sonido. La habitación se apaga por completo cuando, en tan solo decimas de segundo, la pantalla emite una transición negra.
Él parece sentirse incómodo.
-¿Qué le pasó Nathaniel? –digo por fin para romper el hielo. Ni yo sabía realmente que le había pasado a Ángelo.  Debía ser grave como para que irrumpieran en la casa de su eterno enemigo.
-No lo sé –masculla frustrado. Sin saber qué hacer, acerco mi mano a su hombro. Pero sin embargo la aparto cuando Nat se percata de ella. Miro hacia otro lado- Kim… –me susurra. Cierro los ojos con fuerza cuando su voz penetra en mis oídos. No quiero mirarle. De pronto mi estómago es estrujado por una fuerza que llevaba días haciéndome llorar. Inspiro con fuerza y comienzan a brotar de mis ojos cristalinas gotitas. No puedo evitarlo y me derrumbo. Coloco la palpa de mi mano derecha en mi frente sujetándola mientras mi nariz se arruga y mis mejillas se inundan. Él reacciona y se acerca. Coloca su mano en mi espalda y la acaricia agachando su rostro a la altura del mío- tranquila… estoy aquí –me susurra. Aquello me ablanda más mi corazón y, en un impulso, lo abrazo con todas mis fuerzas. Cubro mi rostro en su hombro mientras siento como sus brazos me rodean transmitiéndome todo su calor y pesar. Me tranquiliza su presencia. Sobre todo cuando llevaba tanto tiempo sin tratar con él, desde que comencé a salir con Zack. Seguramente ya se había enterado de nuestra separación tan brusca. Intenta acallar mis sollozos con suaves susurros que acarician mi oído… y sin darme cuenta me quedo dormida entre sus brazos.

*
-Son cosas de la vida –dice Demetrius sin ningún tipo de reacción en su rostro.
Zack contempla con sus ojos negros la luna que ahora se alza solitaria en el cielo. Chasquea con la lengua al pensar en la dolorosa pérdida que había experimentado Kimberley.
Ambos pasean por las calles de Irlanda tranquilamente mientras el frío impregna sus manos. Zack las oculta para resguardarlas. Demetrius sigue con aquel gesto duro y sereno.
-Si yo tuviera que ver con todas las muertes que suceden en Irlanda, estaría ocupado todo el día –bufó Demetrius sin mostrar una chispa de respeto hacia la situación.
 -Solo quería saber si tuviste algo que ver –masculla Zack al comprobar como aquella circunstancia le traía sin cuidado- creo que debería ir a verla.
Demetrius para en seco sus pies y lo mira exacerbado. Su brusca parálisis provoca que Zack gire su cuerpo hacia Demetrius y pare de caminar lentamente.
-Creía que ya habías dejado esas tonterías…
Zack sonríe.
-Esa tontería como tú la llamas puede resultar crucial.
Demetrius cruza sus brazos y escucha expectante.
-Si Annibal y tú tenéis razón –prosigue- Kimberley sabe dónde está y seguro que los celestes aprovechan su debilidad para sonsacárselo.
-Pero…
-Tus métodos –le interrumpe- no han servido de nada Demetrius. La intimidación en los humanos surge en muy pocos efecto… en la mayoría se oprime más el secreto terminando con ellos por completo.
-¿Insinúas un trato más apacible?
Zack se gira dándole la espalda a su interlocutor.
-Algo así…
--

-Kim… -susurra alguien cerca.
Abro los ojos bruscamente tras haber sido despertada de un sueño irrecuperable y respiro profundamente. Lola me mira confusa. Su cabello castaño permanece recogido en un moño algo despeinado mientras su uniforme le aniña el rostro.
-Lo siento, no pretendía despertarte de esa forma –bufó mientras esbozaba una graciosa sonrisa.
Era cierto que durante los tres días que se prorrogaron desde la muerte de mi padre, Lola, había cambiado radicalmente de actitud hacia mí. Se mostraba muy cariñosa y risueña, cosa que agradecía estando en una casa donde las lágrimas eran las únicas voces que podía escuchar de mi madre.
Le sonrío constreñida.
-Me voy al instituto, tu madre está en la cocina –tras esto se incorpora y marcha colocando su mochila en el hombro.
La observo marcharse y miro hacia la cocina. Tras un suave portazo, se hace el silencio. Me levanto lentamente. Una manta roja cae de mis hombros. Frunzo el ceño y recuerdo la breve visita de Nathaniel. Recojo la manta rojiza y la enrollo alrededor de mi cuerpo con cariño. Me dirijo a la cocina.
Allí está mi madre. Mirando fijamente el microondas mientras se lleva la taza a los labios. Aferro la manta y me dirijo hacia ella.
Ésta, al verme, me sonríe –no sinceramente- y me invita a sentarme golpeando suavemente la silla contigua. Me siento sin titubear y la contemplo. Las ojeras se habían adueñado de sus ojos verdes y sus arrugas habían aumentado por momentos. Sus labios permanecen cortados y sus uñas roídas. Estaba demasiado descuidada.
-Mamá… -le susurro. Ésta dirige su mirada hacia mí y escucha atenta- …creo que debes reconsiderar ir a Londres.
Ella chasquea con la lengua.
-Ya lo he meditado demasiado cariño…
-No lo suficiente –suspiro pensativa apartando la vista de los ojos de mi madre- tengo dieciocho años, puedo hacerme cargo de Lola.
Sonríe.
-Gracias, pero realmente no sé si serías capaz de…
-Tendré que ir al banco, no hay problema –mamá aparta la mirada frunciendo el ceño sin saber cómo zanjar el tema- mamá –prosigo- no te preocupes por mí, tú debes marcharte… mañana mismo vuelvo al instituto, ¿vale?
-No sé, yo…
Acaricio su mano y la aferro con cariño e intento sonreír de alguna manera convincente.
-Carl y Clariva me ayudarán si tengo problemas, los Ninvet han demostrado ser de confianza, ¿no crees?
Ella agacha el rostro y se muerde el labio. Deja la taza encima de la mesa y se acaricia la sien. Trago saliva.
-No quiero que pienses que…
-Está bien, me voy a Londres.
Tanta presión al fin pudo con ella y con su cansancio. Le sonrío más animada al saber que mi madre al menos viviría sin tantas ataduras.
-Cuando termine el curso, Lola y yo nos iremos a Londres… lo prometo.


-Creo que es buena idea –añade Clariva mientras coloca una taza de té verde encima de la mesa de la cocina. Se sienta colocando la jarra que contiene el té en el centro de la mesa. Mi madre la sonríe agradecida mientras yo la observo para ver su reacción. Seguramente ella también se sienta feliz de marcharse de tanta tristeza.
Nathaniel aferra la jarra y se sirve un poco de té para después tendérsela a su padre.
-Aunque te echaré de menos Shana –bufa Clariva.
-Si confiara menos en ella no me hubiera atrevido a dar el paso.
-¿Y cuándo partes a Londres? –cuestiona Nathaniel ante la atenta mirada de los comensales.
-Si todo va bien, el sábado –mamá le corresponde con una sonrisa.
-Kimberley sabe bien que si ocurriera algo solo tiene que llamarnos, siempre hay alguien en casa –añade Carl tras sorber un buche de té. Le asiento.
-Cambiar de aires es lo mejor que puedes hacer Shana y creo que tu hija te lo agradecerá –mamá suspira- no es agradable encontrarte cada mañana con un rostro tan triste como el vuestro, sin duda tus familiares te aportarán esa alegría que tanto necesitas hasta que pase el tiempo y ambas volváis a ser tan risueñas como antes… -todos sonreímos- y Kimberley –continúa- bueno, ella tiene a sus amigos, a Lola y a… bueno y a mi Nat –dice Clariva aferrando el brazo de su hijo cariñosamente. Éste le sonríe y fija su mirada en la mía.
-También tiene a Zack –murmura mamá mientras contempla la taza algo más animada.
Esa afirmación me trastoca el corazón. Pestañeo unas cuantas veces y agacho la vista.
-Si, emm…
Nathaniel parece comprender mi nerviosismo.
-Bueno pero yo estoy a solo un piso de su casa.
Suspiro aliviada y devuelvo la mirada a Nathaniel quien, para mi sorpresa, me hace sonreír por primera vez en tantos días…

5 Responses so far.

  1. Noemi. mJ says:

    pff k pena.........me encanta la historia !!!
    sigue asi :)

  2. Anónimo says:

    Me encantaaaaa joo mi zak tiene k volver con ella pronto se dara cuenta k la kiereeeee y pasaraaa de su grupo lsubee prontoo

  3. ... says:

    :O ESTE CAPITULO ES LO QUE ESTA ESPERANDO YO :D
    Lo del padre me ha dejado sin alma creo que hasta me has hecho llorar un par de veces (aunque soy muy sensible y lo hago a menudo ) pero creo que es una de las cosas que mas deben alegrar a un escritor /ora . Que tus lectores se metan en la historia y experimenten las mismas emociones que los personajes que de alguna forma cobran vida . Yo me he sentido kim y he sentido su total vacio ¬¬ solo que yo odio a Zack totalmente por eso es tan bonito este capitulo porque ha salido MI NAT ;D es tan mono en la escena del salon , Bueno es monoso siempre XD .

    Lo del padre me tiene super mal porque era uno de mis personajes preferidos ¬¬ te estas cargando a los mejores te vas a parecer a J.K . Rowling XD

    ¿Sabes que odio a zack ? No lo sabes lo suficiente ¬¬ lo ODIO LO ODIO LO ODIO CON TODA MI ALMA . Sin embargo demetrius me cae algo mejor que zack pero perdio puntos al cargarse a Angelo ¬¬ pobre Pho cuando se entere porque algun dia lo hara . Y para mi que Zack esta utilizando a Kim es un cerdo asqueroso ¬¬
    La que si me empieza a caer bien e Lola ;D
    SIGUIENTE CAPITULO YA ;D un beso y como siempre estare aqui leyendo hasta el fin

  4. Anónimo says:

    Naoual :alba estoy contigo con lo de que zack la utilizaa .. jijiji perooo ami me encanta zack nose porke JAJAJAJ me ec¡ncata y odio a nath le detestooooo ,¡¡¡ xD prefiero un demonio que un angel aali ¬¬ cada uno tiene sus gustoss .. yo creo que zack le ara alguna putada a kim mmm eske lo presiento pero poco a poco se dara cuenta k la ama y que se aleje de ese demetius de los cojones k le esta pintando su corazon de color negro grr ¬¬ team zack , tehate nath .. sube pronto porfavor que me tienes deseperada jajajajajaj muaaak ¡¡

  5. Veva says:

    Puf, me he quedado muerta con lo del padre de Kim, no me lo esperaba y ciertamente me apena.

    Echare de menos a Angelo, ojala y el tambien le hubiera dado su pulsera a Pho....

    Siguiente capi YA!!!!!

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