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Capítulo 14


-¡Zachary McNemfiel!-Gritó papá entusiasmado. Mis ojos estaban abiertos de par en par. Me quedé tan paralizada que ni mis mariposas acudieron. Lola estaba igual que yo. No me dio tiempo a pensar en aquella situación… yo era su elegida, yo era la envidia de todo el instituto, yo, Kimberley Hilthom.
-Señor y señora Hilthom, vengo a llevar al baile a su hija.-Me sonrió como nunca había sonreído mientras me extendía su brazo. Alguno de mis padres fue el que me empujó porque Lola aún no se había recuperado del shock. Al empujarme, me coloqué mucho más cerca de él. Rodeé su brazo con el mío y sonreí como nunca  con el corazón totalmente conquistado. Cuando las puertas del ascensor se cerraron no me percaté de la situación que acababa de vivir, con mis padres y mi prima pendientes de lo que hacíamos en la puerta. Sin duda se estaría riendo de mí.
-Lo… lo siento por lo del numerito de la puerta.-El me miró y sentí que él estaba igual de feliz que yo. Negó levemente con la cabeza.
-Nunca aprenderás a hablarme sin una disculpa, ¿verdad?-Reí como lo hace una chica histérica e intenté calmarme pero tuve que apartar el rostro para que no me viera hacer el ridículo. Carraspeó para luego retocarse la corbata negra -como su traje- mientras se contemplaba en el espejo del ascensor. El silencio de tan solo unos segundos me inquietó por lo que tuve que realizar mi primera conversación con Zack sin una disculpa.
-No me lo esperaba…-Susurré, y él suspiró mientras miró hacia el suelo.- ¿Porqué tuviste que hacerlo así? No tenías más que pedírmelo…
-¿Me creerías si te digo que no sabía cómo pedírtelo?- Sonreí incrédula.-A menudo las chicas me lo piden a mi… no yo a ellas.-Me miró.
-Pues… me diste miedo al principio…-Me acordé de la pluma.- A propósito, ¿de dónde sacaste aquella pluma negra?-Pareció ponerse nervioso cuando de improviso se abrieron las puertas del ascensor y salió con las manos en los bolsillos sin decirme nada. Lo seguí como aquel día en el cine, como una estúpida. Para mi sorpresa, al salir del portal encontré una limusina negra y brillante -propia de personajes célebres e importantes- con un chofer de esmoquin negro y sombrero del mismo color que me abrió la puerta sonriéndome mientras observaba como Zack se subía por la otra puerta. Entré y me maravillé aún más cuando vi la cantidad de asientos de cuero. Desde luego cabían más de diez personas. Tenía incluso una mesita negra donde estaban bien colocadas tres botellitas de vidrio de apariencia cara y dos copas de vino perfectamente puestas. Me senté justo al lado de Zack quién miró hacia la cabina del chofer y dijo alzando la voz:
-Vaya a donde le comenté antes.
-Enseguida.- Susurró el Chofer mientras subía la ventanilla oscura y opaca.
-No era necesario que hicieras esto…
-Sí lo es.-Cogió una de las botellas y la sirvió en un vaso. Me lo tendió.
-¿Es vino?-Lo olí arrugando la nariz.
-Si… ¿no te gusta?
-No es eso… bueno, nunca lo he probado.-Me sonrojé. Pero él me sonrió y bebió un sorbo de su copa. Pararon las ruedas, y escuché la puerta del chofer abrirse. Miré por la ventana mientras contemplaba una casa que no podía tener más de dos pisos, rojiza y esbelta.- ¿Dónde estamos?-Señaló con la mirada la segunda puerta de la limusina. Para mi sorpresa aparecieron Vivian, Dino, Demetrius y Amos. Se sentaron mientras me contemplaban incrédulos. ¿Verdaderamente esto estaba pasando? Me sentí intimidada ante las miradas de los amigos de Zack que seguramente no esperaban mi presencia. Más, Amos parecía el único que le alegraba mi asistencia.
-Hola Hilthom.-Me sonrió mientras cogía de la neverita –que me pasó inadvertida- una botella de champagne. El resto seguían mirándome.
-Zack.-Demetrius carraspeó.-Dijiste que tenías una pareja inesperada, pero esto…
-¿Acaso no lo es?-Dijo Amos mientras Demetrius se encogió de hombros mientras evitaba mirarme.
-Es increíble…
-Al menos tiene pareja.-Añadió Dino mientras miraba a Amon para burlarse. Todos reímos levemente.
-¿Qué no? Tú eres mi pareja.-Bufó Amos al ofrecer copas a todo el mundo. Le sonreí mientras la segunda presencia femenina me miraba de forma irritante hasta que al final tuvo que aceptarlo:
-Entonces… ¿ella es tu elegida?-Todos miraron a Zack quién sonrió y clavó sus ojos oscuros en mí.
-Solo si ella lo acepta.-Me puse terriblemente nerviosa. Carraspeé varias veces mirando hacia todos los lados posibles hasta que finalmente volví a fijarme en sus ojos y sin ninguna duda le respondí.
-Acepto.- Creía que en ese momento iba a tener mi primer beso por el lento acercamiento de su cuerpo hacia el mío, pero nos detuvo el estridente ruido del corcho de la botella de champagne que Amos acababa de abrir. Al menos yo reboté en el asiento.

Por fin llegamos al baile, por fin todas las miradas –sobretodo femeninas- se dirigían hacia mí, pero no por llevar ropa que captara la atención, ni por el exceso de maquillaje… no, me miraban por mi pareja… de baile. Sin duda era un gran acontecimiento que Zack eligiera novia pero no para todas causaba el mismo sentimiento, de eso estaba segura. El polideportivo estaba muy cambiado, lleno de luces, parejas, sonidos… todo estaba barrocamente decorado, los excesivos colores rosas, morados y verdes recargaban el ambiente, pero de tal manera que no hacía daño ni a la vista ni al estilo. En cada articulación de cada decorado estaba dispuesta una flor de un color destacado frente al fondo. Al final de la pista de baile había cuatro o cinco mesas que, frente a ellas, servía un camarero de pajarita roja y esmoquin negro. Era un cuento de hadas.
Encontré a Pau, Vicky, Lori, Cheba y Andreita en una de las mesas y, naturalmente, me miraban interrogantes. Me sentí más popular que cualquier otra chica y más importante incluso que Zack. Ambos andábamos cogidos de la mano sin sonrojarnos, como si estuviéramos saliendo durante meses. Zack y sus amigos se sentaron en la mesa más grande –previamente reservada por mi… pareja. Miré a mis amigos, les sonreí y pedí permiso a Zack para ausentarme unos minutos. Me acerqué enaltecida mientras sentía como el dobladillo de mi vestido danzaba al paso que daba.
-Kim… ¿qué haces con Zack?-Era la primera vez que veía a Pau tan conmocionada.
-Es mi pareja…-Intenté no parecer emocionada.
-¿Por qué no nos dijiste nada?
-Porque lo supe hace media hora.-Les sonreí. Me encogí de hombros tímida
-Kim…-Susurró Lori. Sus ojos estaban realmente desanimados. Me sentí mal.-… enhorabuena.- Me sorprendí de la compostura que Lori había demostrado, cosa que yo desde luego no hubiera tenido. No dudé en abrazarle.
-Significa mucho para mí.-Le susurré. Ambos nos separamos y, aunque sentía como los brazos de Lori ya no me agarraban tan fuerte como antes, supe que él no se había enfadado.
-Kimberley Hilthom eres la chica más afortunada del mundo.-Masculló Vicky fingiendo una reprimenda. Sonrió. Y yo también.
-Supongo que no estarás aquí con nosotros, ¿no?- Detrás de mí se acercó Pho con aquella sonrisa que le caracterizaba.
-No creo que me ocupe toda la noche… o sí.- Con esas últimas palabras explotó mi emoción provocando una risita contenida.

Cuando me acerqué al “otro grupo” todos reían mientras contemplaban la mesa de mis amigos. Sonreí para seguirlos. Me senté al lado de Zack, muy cerca de él. Él me miró y me sonrió mientras me rodeaba con su brazo. Algo me quemó por dentro… En estas situaciones una se llega a preguntar el paradero de los bomberos.
-Voy a por bebidas, ¿qué queréis?-Preguntó Amos aún con su sonrisa en su rostro.
-Lo de siempre, una cerveza sin alcohol para Zack, Dino, Vivi y para mí.-Dijo Demetrius. Vivi no me dejaba de mirar con su peculiar expresión de “no me gusta lo que veo”.
-¿Y para la reina de la noche?-Amos me miró. Me puse nerviosa mientras sonreía. Negué con la cabeza sin mirarle.
-Traeré una más por si acaso. No sigáis sin mí.-Gritó mientras fue a la barra. En ese momento me pregunté de qué estarían hablando para que Amos no quisiera perdérselo. A lo mejor es que él era el típico cotilla que quería saber de todo por insignificante que fuera el cotilleo. 


-No te has quedado mucho tiempo con ellos…-Comentó Vivian mientras no dejaba de mirarme. Me encogí de hombros sin saber que decir.
-Entonces ya sabes lo que te espera, ¿no?
-¿A qué te refieres?-Sentí como el brazo de Zack me acercó levemente a su cuerpo.
-Me refiero a que dejarás a tus… -Hizo una pausa para encontrar las palabras adecuadas.-… amigos para irte con nosotros.-Me alejé sin darme cuenta del cuerpo de Zack con un sobresalto.
-Ya que vas a estar con él…-Terminó Vivian.
-¿Quién ha dicho eso?-Intenté no alzar la voz.-No pienso alejarme de ellos.
-¿Has oído Zack?-Bufó Demetrius.-Tu chica no va a…
-Cállate Demetrius.-En seguida enmudeció. Pronto llegó Amos con las bebidas. Parecía ansioso y cuando se sentó, miró a Vivian.
-Sigue contando.-Vivian sonrió y se recostó en la silla.
-Decía que… comentaba lo ridícula que está esa Andrea Herfierl.-Mi cuerpo se congeló. Lo único que hice fue tragar saliva y recordar cómo vestía mi amiga: un vestido negro y largo, sin detalles, con el escote en forma de un leve corazón y su pelo liso y no muy largo… Yo no veía nada malo en su vestimenta, pero no dije nada para saber a lo que se refería.-No sabe maquillarse… bueno, no puedo referirme solo a ella teniendo a su lado dos chicas más ridículas que ella…-Me miró.-… pero para que decir nada con estos cuatro chicos que no tienen ni idea de lo que pensamos nosotras ¿verdad Kimberley?... ¿Tú qué opinas, te has asustado al verlas de cerca y te fuiste corriendo?-Dino, Demetrius, Amos y Vivi rieron. Zack miró hacia otro lado disimulando no haber escuchado nada. Tras mirarle y no ver ninguna muestra de compasión, me levanté bruscamente captando las miradas de mis compañeros de mesa y posiblemente de la gente de mi alrededor y me fui a ritmo casi acelerado hacia fuera. No podía soportar que las insultaran, sobretodo sin tener razón. Al salir de golpe del polideportivo, me percaté de que estaba lloviendo. Sin darme cuenta estaba lejos del bullicio y empapada. Me toqué el pelo comprobando su humedad y miré mi vestido nuevo, que chorreaba agua por todas sus extremidades. Por suerte, la lluvia cubrió mis lágrimas causadas por aquella situación: yo totalmente mojada, con un nudo en la garganta por los insultos y… la comprobación de que Zack no me seguía para consolarme. Me abracé sintiendo como el frío alcanzaba mis huesos. Salí corriendo hacia la parte de atrás del polideportivo donde había un pequeño techo donde resguardarme de la lluvia.
-Kim…-De improviso me giré visualizando a Zack al lado mía. También estaba algo empapado pero no tanto como yo. Mi corazón saltó cuando me imaginé al príncipe que corre para salvar a su princesa. Las lágrimas ya no estaban camufladas por la lluvia.-Has estropeado tu vestido…-Me retiré lágrimas de la zona de las ojeras y pude comprobar que la lluvia había destrozado también mi maquillaje. Sonreí para no llorar más. Él se acercó con una expresión triste.
-Creo que ya es hora de contártelo todo…-Dejé que se acercara cada vez más a mí. Respiró hondo para mirarme a los ojos.-Estoy nervioso.-Sonrió. No dije nada. Quizás se lo dejé mucho más difícil pero no era momento de decir nada. Se paró a tan solo un paso de tocar mi piel. Miré sus ojos, donde su iris cambiaba lentamente a un color… rojo. Sus ojos se convirtieron en dos diamantes rojos que me miraban de una forma bastante… atractiva. Ahora sí que necesitaba bomberos, pero a los de verdad… Sus ojos no parpadeaban y por el escozor de los míos, yo tampoco lo hacía. Comenzó a hablar.-Mi verdadero nombre es Zachary Lucifer.-Dio un paso hacia mí al unísono de mi retroceso. Aquellos ojos y su voz dura me asustaban de manera sobrecogida.- Soy el príncipe del averno.-Cerró sus labios a pesar del punto y aparte de su confesión. Di otro paso hacia atrás con un escalofrío recorriendo mi cuerpo, y otro, otro más… hasta que, sin darme cuenta, la lluvia caía a mi alrededor, mojándolo todo… menos a mí. Miré hacia el cielo donde las gotitas de lluvia no llegaban a empapar mi superficie. Abrí la boca perpleja… y luego le miré a él. Avanzó hacia mí. La lluvia tampoco podía tocarle…-Soy hijo del mismísimo Lucifer.-Sus ojos no se apartaron de los míos y yo no quise apartarlos. No podía ser mentira ya que no existía truco alguno de convertir los ojos en un color rojizo a tu antojo y menos que la lluvia no moje… De pronto, como un trueno, de su hombro izquierdo emergió un ala negra de plumas azabache y estructura delicada y gigante. Me sobresalté mientras, de forma instintiva, mi mano tapaba mi boca que aún se mantenía abierta. El ala se agitaba levemente y melódica, llena de vida. Algunas plumas estaban teñidas de un color rojizo fruto de la sangre que debió pagar por mostrarla. Como si mi corazón no tuviera bastante, colocó sus manos templadas en mis mejillas sin dejar que sus ojos se demorasen. Sentí el tacto suave y aterciopelado de una pluma en mi rostro de forma que mis ojos se cerraronb.- ¿Me tienes miedo?-Ambos tragamos saliva: él de una forma encantadora y yo ahogada en mi propia respuesta, hasta que al fin encontré las palabras precisas.
-No temo al fuego eterno si tú estás conmigo.-No pude evitar un suspiro lleno de nerviosismo y pasión. Su rostro se acercó al mío. Sin duda éste iba a ser mi primer beso, el que recordaría día sí y otro también, el que marcaría mi vida… Ya quedó atrás mi sueño de estar cerca de él, mi quimera. Cerré los ojos en el momento en el que él lo hizo. Sus labios rozaron los míos de una forma suave y con poca carga para desahogarnos. Digamos que fue algo así como una prueba. El segundo me hizo flotar… presionó sus labios entreabiertos contra los míos de forma que su ala nos envolvió bajo una oscuridad endeble debido a los pequeños huecos que dejaron sus aterciopeladas plumas. Llegó el siguiente y otro… Se me puso los pelos de punta, con una sensación placentera y llena de...
-¡TÚ!-El ala se apartó de inmediato dejándonos ver mientras ambos desconectábamos de la situación y mirábamos a… ¡Nat!-¡SUÉLTALA!-El si se mojaba y su voz se crispaba a medida que pronunciaba cada letra. Zack bajó sus manos hacia mi cadera.
-Ella ya ha elegido.-Contemplé los ojos de Nathaniel, que relucían más brillantes que nunca, bajo una lluvia de gotitas. De pronto su mirada impactó en la mía.
-Kimberley, por favor, apártate de él.-Su voz parecía suplicarme, al borde de la rabia. Pero en vez de ceder, muy enamorada y enlazada con Zack -tonta de mí- apoyé mi cabeza en su pecho cerrando los ojos con fuerza para dejar claro que por nada en el mundo lo dejaría escapar. Sentí los brazos de Zack rodeando mi espalda. Abrí los ojos y comprobé como Nathaniel mantenía su mirada fija en la mía.
-Ya lo has visto, ella no te pertenece enano.-Su voz sonó fría. Bien cierto que Zack era más alto que Nat pero solo un poquito, cuestión de milímetros. Como un flash de luz, miles de plumas blancas cayeron hacia el suelo mientras un ala similar en forma a la Zack, brotó del omóplato derecho de Nat… ahora todo encajaba. El dolor de espalda de Nat imposible de analizar para la ciencia, era la lucha contra su ala deseosa de salir; el ser que me observaba en el campo era Zack: sus ojos rojos, las plumas negras; ¡Ah! Entonces Ángelo y Gabriel también padecían lo mismo que Nat y Zack. Ahora lo comprendía, tan distintos… Zachary un demonio y Nathaniel un ángel. Aquellas cosas que ocurren en las películas brotaban en mi vida como simples palabras en los labios.
-Aun no nos habéis vencido.-Entornó los ojos y adoptando la postura para saltar, desapareció dejando una estela de plumas blancas por el cielo.

2 Responses so far.

  1. ... says:

    :o QUE FUERTE , QUE FUERTE . Necesito seguir leyendo . Adoro a Nat es tan mono y ZXach no me gusta ¬¬ Kinm es tonta :O que fuerte y la ultima frase me ha impactado OS ADORO

  2. Maribel says:

    ARG! no puedo elegir es que me encantan los dos...

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